¡Estoy ciego, no enfermo!

El tamaulipeco Luis Carlos Hernández Morales, lleva 17 años siendo ciego, pero eso es solo un pequeño reto que le puso el destino, pues ha destacado como músico, compositor y maestro de música; además tiene su propio “fara fara”, trabaja elaborando escobas y es padre de familia de tiempo completo.

La historia de “Carlitos” comenzó a escribirse en 1995 en el ejido San José de las Flores del municipio de Güémez, muy cerca de la capital de Tamaulipas, es hijo de Don Carlos Hernández y Doña Norma Morales, él dedicado al campo y ella al hogar.

“Son unos padres ejemplares, nos criaron a mis hermanas y a mi con mucha disciplina y amor, de esos años, recuerdo muchas cosas, te pudiera decir todo y a la vez nada, el ejido ya tuvo que haber cambiado, ya pasaron 18 años, pero yo me quedo con esos recuerdos que tengo y los sigo proyectando, son como ver una película de la vida”.

Los momentos que marcaron su destino, los tiene muy claros, uno de ellos ocurrió a los cinco años, cuando “Me enfermé de la vista, por culpa de un virus muy extraño llamado toxocara Canis, esa bacteria me la diagnosticaron en Monterrey con ayuda de médicos estadounidenses, ahí pierdo la vista de un ojo, así que mi infancia la pasé con sólo un ojo”.

Profundiza explicando que la toxocara Canis se adquiere por el desecho de los perros, una vez que éste se hace polvo, se va al ambiente y es ahí donde puede afectar, “Le pasa a una persona entre un millón y me tocó, pero estoy agradecido con Dios por que no me afectó al corazón o el cerebro, pudo haber sido mortal”.

El oriundo de Güémez confiesa que “vivía como un niño normal, pero a los Diez años los doctores deciden operarme y ponerme un lente intraocular en el ojo que todavía tenía visión, para mejorarlo un poco y sí mejoró, me ayudó mucho, pero solo fueron unos meses”.

Una situación ajena a la reciente operación y al virus que lo afectó a los cinco años, vendría a cambiarlo todo.

“Tuve una caída en la zona rural donde yo crecí y a raíz de esa caída quedé ciego, iba en una bicicleta cuando me caí, fue algo muy difícil, tanto para mí como para mis padres, era algo que no me imaginaba, fue muy difícil, eres un niño y no entiendes, tratas de buscar un culpable”.

El amor de sus padres y hermanas, fue fundamental para cambiar su perspectiva de la vida, que en ese momento era muy difícil, y también, hubo otra cosa que se convertiría en su “salvavidas”: la música.

“El destino quería que yo hiciera algo en la música, yo te puedo decir que desde mis dos primeras clases, ya podía hacer algo diferente a los demás, sentí una magia. Un poco antes de mi cumpleaños número once empiezo a aprender a tocar la guitarra con el maestro Rigoberto, yo sufría mucha discriminación y el profe me ayudó mucho, días después de las primeras clases de música, me caí de la bicicleta y no volví a ver”.

A los trece años, con mucha fuerza mental y ganas de superarse, decide mudarse a Victoria, donde encuentra una escuela para invidentes, ahí estudió la secundaria y fortaleció sus conocimientos en la música.

“Yo tenía una guitarra y mucha hambre, fue así como me animé a salir a tocar en los micros y restaurantes, yo tenía un objetivo, subsistir y también juntar dinero para algún día tener mi propio grupo”.

Con sacrificios y pasos firmes, Carlos logró su sueño, hoy en día es dueño del Grupo “Nuevo Estilo”, “Siempre lo pensé, lo soñé y se logró, gracias a mi familia y a todos los que confiaron en mi y me apoyaron, fueron momentos difíciles, pero también padres, fue mucho esfuerzo y amor”.

Otro “salvavidas” fue el deporte, pues a los 13 años, en el 2008 “conozco a profesores del deporte adaptado, yo tenía temor, no sabía que ciego podía competir, pero desde la primera competencia nacional comencé a ganar medallas en lanzamiento de bala, disco y relevos”, durante ocho años se convirtió en multicampeón nacional.

Paralelo a la música, tiene otra pasión, la de ser padre de familia. Junto a su amiga de la adolescencia, Guadalupe, ha formado un gran hogar, “Nuestra historia se parece, ella también tiene un problema visual, ella es una persona muy paciente, me ha apoyado mucho en la música y me ha apoyado mucho, vive conmigo mis sueños, ella sueña conmigo y no le pude dar mejor madre a mi hijo”.

Antes de cerrar, Luis Carlos, reflexiona y afirma que en la sociedad hay una percepción errónea desde hace muchos años, “La gente ve a una persona ciega y te tratan como enfermo, la gente debe de entender que la ceguera no es una enfermedad, es una condición de vida, tal vez diferente, pero es una forma de vivir, hacemos las mismas cosas que todos, solo tenemos una capacidad diferente a los demás, ¡Estoy ciego, no enfermo!

 

Fuente: Expreso

Los comentarios están cerrados.